Y así, de hecho, es como hicieron sentir en todo momento a las miles de personas que se dieron cita en la velada, donde también sonaron entre explosión de confeti y danzas eléctricas canciones como ‘Eso que te vuela la cabeza’ y ‘Tal y como soy’.
La sorpresa de la noche llegó cuando Juanjo Bona, natural de Magallón y cuarto finalista de Operación Triunfo, apareció en el escenario para crear una explosión maña con ‘Toda la noche en la calle’. “Nos hace mucha ilusión tocar este disco entero como si estuviésemos en un bar del centro, esos en los que tocábamos cuando empezamos”, confirmó Juan Aguirre muy emocionado.
Eva, con una voz que no ha perdido ni un gramo de fuerza ni de verdad con el paso del tiempo, y Juan, con su guitarra inconfundible, compartieron temas como 'Mares igual que tú', 'Rompehielos' o 'Ruido'. Mientras tanto, en todas ellas, el público zaragozano no dejó de cantar y dar su máxima energía.
Para dar paso a uno de los momentos más mágicos de la noche, con la canción 'Tardes', Juan Aguirre recordó que su letra fue escrita “entre Duquesa Villahermosa y la avenida de Valencia, justo donde está el Montesol”. Este guiño, conocido para “los de aquí”, fue un abrazo con el que recordar que esta es y será siempre su casa, el lugar en el que la canción 'Libre' tiene más fuerza que nunca.
Levitar entre colores rojos mientras suena 'En el centro de un tornado', sentarse a la luz de las velas con 'Podría haber sido yo' y emocionarse con 'Te recuerdo Amanda' de Víctor Jara, a quien han llamado “eterno”.
Como dice la canción 'Resurrección', Zaragoza confirmó que ruge muy fuerte 'Hacia lo salvaje' y que Amaral hace que se vaya su melancolía “devolviéndole de nuevo a la vida”. Fue una oda a la belleza y a la vida, con míticos temas como 'Kamikaze', 'Moriría por vos', 'Días de verano', 'Cómo hablar' o 'Sin ti no soy nada'.
El público se convirtió en parte del espectáculo en todo momento al afinar sus gargantas con cada canción, al no bajar los brazos con ninguna nota y al sentir las canciones, como 'Viernes santo' o 'Podría haber sido yo', con ojos brillantes.
Aunque Amaral canta 'La suerte', este sentimiento de fortuna es compartido y bidireccional, ya que el público también se encargó de convertir el Príncipe Felipe en ‘El universo sobre mí’, invocar a ‘Los demonios del fuego’, y conseguir, aunque la noche pudiera ser de dolor, poner anestesia con ritmo.
Y cuando llegó “Hasta que la música se acabe”, muchos no querían que llegara ese momento. Sin embargo, el punto final lo tuvieron que poner a continuación con 'Pájaros', 'Salir corriendo', 'Marta, Sebas, Guille y los demás' y 'Ahí estás'.