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Muriel Romero, la nueva directora dispuesta a revolucionar la Compañía Nacional de Danza: “Se va a bailar de todo”
La pieza, que se ha estrenado el 17 y 18 de mayo en el festival Madrid en Danza, se titula #INCUBATIO Circumambulatio. Imágenes en 3D, bailarines que modifican la luz con sus movimientos al mismo tiempo que generan una composición sonora y un estilo de danza netamente contemporáneo y conceptual.

La Compañía Nacional entra con #INCUBATIO Circumambulatio en el siglo XXI, y la responsable de ello es su nueva directora: la bailarina y coreógrafa Muriel Romero. Este periódico habla con ella, antes del esperado estreno, sobre este, así como de los proyectos futuros y los problemas de la Compañía. Romero fue nombrada el 9 de julio del año pasado. Todavía no ha pasado un año y es pronto para las valoraciones, pero los cambios y los proyectos que la directora revela hablan de una verdadera revolución. Una revolución que esta bailarina formada en la danza clásica, que fue ella misma bailarina de la CND y que ha bailado con los grandes de Europa, resume en una palabra: apertura. “Aquí se va a bailar de todo”, afirma con convicción.

Una de las primeras preocupaciones del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y de su nueva directora del INAEM, Paz Santa Cecilia, fue dedicar una especial atención a la danza, una de las disciplinas más abandonadas, a las que los sucesivos Gobiernos prometieron atender pero ese deseo quedó como una promesa vacía. El propio ministro, en el anuncio a la prensa hace unas semanas de la esperada reforma del INAEM, aprovechó para dar a conocer la creación de la nueva Oficina de Difusión de la Danza.

La obra de Muriel Romero '#INCUBATIO Circumambulatio' La obra de Muriel Romero '#INCUBATIO Circumambulatio'

Tanto la nueva oficina como la reforma del INAEM son proyectos que a día de hoy siguen en construcción. Aun así, el INAEM ha dado algunos pequeños pasos. El primero, reforzar presupuestariamente el circuito Danza a Escena, vital para el sector. Aunque todavía no se sabe la cifra exacta del aumento, el Ministerio informa que la medida ya está tomada, a falta de cerrar la cifra exacta. El segundo, incrementar el impulso internacional de nuestra danza a través de convenios con la FECED (Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza) y con diversos festivales internacionales, sobre todo latinoamericanos.

Y el tercer paso ha sido el nombramiento de la nueva directora de la Compañía Nacional de Danza. Pero Romero no lo tiene fácil. La compañía sigue sin tener sede propia, tiene el presupuesto congelado y arrastra una situación laboral que es común a todos los centros de producción del INAEM: la imposibilidad práctica de girar, una desventaja aún más sangrante para una compañía que no cuenta con teatro propio.

La Compañía Nacional nació en 1978 bajo la dirección de Víctor Ullate, quien introdujo en España todo el saber que había recogido como bailarín del gran Maurice Béjart. Luego llegaría María de Ávila y la bailarina rusa Maya Plisétskaya en los años ochenta, época en la que Romero entró como bailarina de la compañía. En los noventa, Nacho Duato lo revolucionó todo abriendo la compañía a la escuela holandesa de Jiří Kylián y la Nederlands Dans Theater. Duato estuvo hasta 2010; después de su reinado, la Compañía ha subsistido en tiempos de crisis, se han ido formando bailarines, ampliando repertorio, pero sin la gloria de las épocas pasadas donde se la identificaba precisamente por sus largas giras.

La incubación de un proyecto disruptivo

Este periódico asistió a un ensayo de la obra que ahora se estrena en los Teatros del Canal. Un pase general que tuvo lugar antes del estreno mundial de la pieza el 9 de mayo en Baden-Baden, Alemania. La obra se sumerge en un rito ancestral de la antigua Grecia, el incubatio, orientado a la inducción de episodios de sueño con fines curativos. Parménides y Pitágoras lo practicaban. Se retiraban a las cavernas para entrar en un estado de introspección profundo. Un tema que, con la publicación en 2006 del libro de Peter Kingsley, En los oscuros lugares del saber, tomó fuerza. “La obra trata sobre cómo volver, en este mundo tan contaminado de imágenes externas, a aquellas imágenes arquetípicas que vienen del interior”, afirma Romero.

Ensayos de '#INCUBATIO Circumambulatio' Ensayos de '#INCUBATIO Circumambulatio'

La columna vertebral que se convierte en serpiente, el mandala, el mercurio como fluido metálico y el agua magnética como fluir del inconsciente… La pieza es un generador de imágenes en el cuerpo y el espacio, donde un chamán conduce a un hombre a un sueño curativo y donde un coro de bailarines oficia el rito. Imágenes poderosas, un ritmo lento, conceptual, oscuro, críptico, incluso hipnótico, que quizá sorprenda a muchos de los espectadores que acudan esperando un espectáculo de la CND.

Tras el ensayo, Muriel, más relajada, después de hablar con Pablo Palacio, Daniel Bisig y Maxi Gilbert, responsables de la música, la simulación visual interactiva y las luces, se sienta relajada. Se establece una conversación que pocas veces un director de una compañía nacional tiene con la prensa. Muriel habla sin reparos de la nueva temporada, de proyectos cerrados y aún por cerrar, y opina, sin pelos en la lengua, de una situación complicada que tiene en albis el proyecto que quiere llevar a cabo.

Una imagen de los ensayos de '#INCUBATIO Circumambulatio' Una imagen de los ensayos de '#INCUBATIO Circumambulatio'

Al hablar de los proyectos para la CND, Romero dice que no puede estar más contenta; esa misma semana ha conseguido poder producir una de las grandes obras de John Cranko, Onegin. Cranko es el padre de todo esto, maestro de Jiří Kylián, por ejemplo. “Es un ballet que amo, el supervisor de los ballets de Cranko, Reid Anderson, vino a Madrid y tuvimos que pasar una audiencia, dura, exigente, y nos ha dicho que sí”, cuenta Romero para luego pasar a explicar que Onegin será parte de un recorrido por la danza del siglo XX.

Para ese recorrido, Romero anuncia a elDiario.es que ya tiene cerrado un programa triple, NumEros, que se presentará en diciembre en el Teatro de la Zarzuela. Programa constituido por la pieza madre del ballet neoclásico, Serenade, de George Balanchine; por Playlist (track 1, 2) de William Forsythe y por Ecos de Jacopo Godani. “En la CND voy a hacer lo mismo que hice yo como bailarina, aquí van a bailar de todo, un día estarán con Balanchine y al siguiente con La Ribot”, afirma, para después, ante el asombro de quien pregunta, explicar que ya está cerrando un proyecto en el que La Ribot, reina de la danza conceptual, hará una revisión de sus 60 piezas distinguidas. “Estamos viendo de qué manera algunos bailarines de la CND pueden involucrarse en este proyecto que estamos montando con el Museo Reina Sofía”, confirma.

Una imagen de '#INCUBATIO Circumambulatio' Una imagen de '#INCUBATIO Circumambulatio'

La decisión de incluir a La Ribot es arriesgada y disruptiva para con la tradición de la CND; nunca nadie de la generación de la bailarina pasó por la Compañía y su trabajo para muchos “entendidos”, es más performance que danza. La directora de la CND lo sabe. Pero, lejos de amedrentarse, afirma: “Ya estoy hablando también con María Muñoz, con Mónica Runde, con Luz Arcas, con Cuqui Jerez o con la compañía Kor'sia, hay que incluir a coreógrafas con un lenguaje propio que nunca han pasado por esta casa”. Algo que la directora sabe que puede no ser entendido por todo el elenco de la compañía, sobre todo por aquellos que comenzaron con direcciones anteriores y además ya son trabajadores fijos, indefinidos.

Buena prueba de ello es el mail que los bailarines le enviaron, según ha publicado El Periódico de España, en la que muestran su inquietud por el mantenimiento del repertorio. Los cambios en estructuras como la Compañía Nacional de Danza no son sencillos, tan solo cabe recordar la huelga que en 1991 hicieron los bailarines en la misma CND repartiendo octavillas que rezaban: “Ni lírico, ni clásico, ni nacional”. No se aceptaba el cambio que un Nacho Duato recién llegado quería dar a la compañía. Fuentes próximas al CND confirman a este periódico que sin bien la misiva iba firmada como “somos CND”, en una reunión posterior con la directora algunos bailarines del elenco manifestaron que no se sentían representados en esa carta y que nunca se les preguntó si estaban de acuerdo.

Ya su nombramiento como directora y el proyecto que presentó levantó suspicacias en el sector más institucional de la danza, algo ante lo cual Muriel Romero lo tiene claro: “Ya está bien, que sirva esta entrevista para zanjar el tema, aquí se va a bailar de todo, desde Balanchine hasta La Ribot. Porque yo soy muy clásica, amo el clásico, me lo he bailado todo”. “Acabo de cerrar otro proyecto con Mateo Feijóo para el Matadero de Madrid en 2027 para el que contará con la Orquesta Nacional. Otra de mis líneas es la música contemporánea, el bailarín se nutre de la música, se van a cumplir los cien años del nacimiento de Morton Feldman, uno de los grandes de la época de John Cage, y ya estamos trabajando con el Festival de Granada para hacer unas performances en torno a Feldman”, añade.

Muriel Romero durante las sesiones de preparación de ' '#INCUBATIO Circumambulatio'' Muriel Romero durante las sesiones de preparación de ' '#INCUBATIO Circumambulatio''

Pero la realidad es tozuda. La CND cuenta con el mismo presupuesto que hace ya varios años, poco más de un millón y medio de euros. “De ese presupuesto también hay que pagar las puntas, las dietas, las producciones, los derechos de autor, la escenografía, el vestuario”, explica la directora que, sin filtros, también habla del peligro que corre la CND. “Hay un problema muy grave ahora. Tienen que cambiar las condiciones, el convenio de 2002 no permite que estas unidades giren. Casi hemos tenido que cancelar esta gira en Alemania y en Madrid; al final los técnicos han aceptado y se ha podido hacer. Pero es que no se les paga las horas extras y es imposible hacer montajes de 12 horas. Hay una situación muy complicada y la tienen que resolver bien”, explica. “La CND tiene sentido si gira, si el dinero que ponemos todos los españoles sirve para que llegue a todo el mundo y sea la compañía de todos. Pero tal y como está formulado el sistema, no se puede”, concluye.

Cuando le preguntamos qué pediría en una carta a los Reyes Magos, lo tiene claro: “Un teatro, que ya son 46 años sin teatro”. “Además, pediría que se suban los sueldos a los bailarines que llevan más de veinte años sin subírselos, que se paguen las horas extras, que se saque adelante ese convenio único que se está trabajando en el INAEM y que podamos girar, un bailarín que no baila es como un pez fuera del agua, se muere”, afirma.

Romero presenta una pieza que comenzó con su compañía, Stocos, antes de ser designada. Al preguntarle si no hay confusión entre lo privado y lo público al programar un trabajo que proviene de su compañía, Romero lo explica así: “Después de mi nombramiento, cuando me puse a hablar con los coreógrafos que me interesan, todos tenían el calendario cerrado a dos años vista. Yo no quería comenzar con un trabajo dirigido por mí, hubiera preferido gestionar durante dos años y luego presentar. Esto es un poco hacerme el harakiri. Pero la CND necesitaba un estreno y aquí estoy”.

Ensayos de  '#INCUBATIO Circumambulatio' Ensayos de '#INCUBATIO Circumambulatio'

Muriel Romero fue nombrada en julio, unos días después explotaba el caso Homar, por el cual el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico tuvo que dimitir al haber cobrado de manera irregular por trabajos que no realizó. “Unos lo hacen mal y otros pagamos los platos rotos”, afirma Romero.

La de Romero es la primera dirección gestionada por el gabinete de Urtasun, así que midieron mucho cómo combinar los pagos de la dirección de la compañía y los pagos por una dirección artística de una producción. Hasta octubre, la nueva directora no tuvo la aprobación para dirigir su pieza. “Ahora, si quiero hacer una coreografía, tengo que presentar el proyecto. Y se puede aprobar o no”, explica Romero. Por esta creación cobrará 22.000 euros aparte de su sueldo, pero incide en que no hará otra creación hasta dentro de tres años, “mínimo”. “Es imposible, estoy todo el día gestionando, hablando por teléfono, en reuniones… Desde que me nombraron no puedo ni leer, y soy buena lectora. Para la creación se necesita tiempo y paz, y para eso falta tiempo”, concluye.

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