Muchos no los descubrieron hasta su segundo trabajo, Primary Colors (2009), un disco sobresaliente producido por el artífice del sonido de Portishead, Geoff Barrow, que les ayudó a dejar atrás el lacerante garaje rock de su primer disco para incorporar teclados y colchones electrónicos con los que construir unos temas de gran belleza y eficiencia pop.
Los que miraban de reojo la Wikipedia, verían el notorio listado de géneros musicales que aparece en la caja de información artística. Hasta nueve géneros, algunos tan dispares como el horror-punk (sea lo que sea eso) del shoegaze (ese pop dopadísimo de efectos que obligaba a los guitarristas a mirarse los zapatos para pisar los múltiples pedales).
En cualquier caso, ese “horror-punk” (o garaje punk oscuro) que forjó su espectacular debut Strange House (2007), está olvidadísimo, tanto en los fans como en los set list, del que no tocan ni una sola canción, pese a que tenía auténticas bombas de nitroglicerina como Gloves, Count In Fives o Sheena Is A Parasite, además de una inolvidable versión de Jack The Ripper.
Se parecen tan poco los Horrors de hoy en día a los de su primer concierto en Madrid, el 7 mayo de 2007, como el Nick Cave actual al de Birthday Party. Aquel concierto todavía se recuerda como uno de los mejores que se han visto nunca en la capital. En él, el cantante, Faris Badwan, no paraba de trepar por las redes y aparejos que por entonces decoraban la sala Moby Dick, y en un momento de éxtasis se lanzó hacia la bola disco que colgaba del techo, la cual se desenganchó, para acabar estrellada en la nariz de uno de los asistentes, que salió de allí con la cara ensangrentada, pero feliz. Hay vídeos que afortunadamente lo atestiguan, porque si no, creeríamos que lo soñamos. Al terminar la actuación, unas jóvenes fans se lanzaron a los pies de Tom Furse, uno de los miembros que ya no forman parte del grupo, para agarrarle los tobillos y así impedir que abandonara el escenario. Furse dio dos pasos atrás, asustado, mientras agitaba las manos diciendo que no.
Los inconformistas The Horrors se han caracterizado por dibujar una carrera de seis discos en el que no hay uno igual. Cada álbum le pega a un género diferente. Decían que se aburrían y que no querían ser 'un grupo de garaje' o 'un grupo de dreampop', que no querían repetirse. La nefasta consecuencia de esta vía constantemente experimental es que han acabado siendo un grupo sin sonido propio.
Y eso se demostró en el concierto de este domingo en la sala Mon de Madrid, promovido por Primavera Tours, donde se intercalaban canciones de su nuevo disco, Night Life (2025), con el que parece ser que ahora quieren ser un grupo de rock, con los temas dreampop de Primary Colors (entre ellos, los magníficos Mirror's Image, Scarlet Fields o Sea Within a Sea), o la poppie Something to Remember Me By de su disco V (2017).
Las nuevas canciones no han hecho sino intensificar lo que ya se venía viendo antes de su periodo de descanso y reformación —han pasado ocho años desde su último disco, tres desde que publicaran una última canción y otros ocho desde que no tocaban en Madrid, además de la sustitución de dos de sus componentes— que sus conciertos son un caos musical. Es difícil generar una actuación compacta, con sentido y que pretenda expresar algo cuando unas canciones son tan diferentes de otras. El clima sube y baja, el público responde indiferente —con las nuevas— o se activa de repente —con las canciones que conoce y puede corear— y todo suena, en general, festivalero.
El concierto estaba sold out y la sala se quedó pequeña. Parecía evidente que tanto el grupo como el público actuaban como si estuvieran en el escenario de un festival, sin estarlo. The Horrors han convertido su sonido en ese tipo de producción que funciona tan bien en espacios al aire libre y ante muchos miles de personas. Además, el tono rock de las nuevas canciones, lo favorece. Pero, en una sala como esta, el resultado es paradójicamente contrario: frialdad.
Quizá pasó desapercibido, pues tampoco tuvo una especial respuesta, el importante gesto de Faris Badwan, que es británico-palestino, a la hora de presentar uno de los temas más apreciados de su carrera: Sea Within A Sea, renombrada como From The River To The Sea, en alusión a “Desde el río hasta el mar”, una expresión de apoyo al pueblo palestino cuyo uso ha traido problemas en la última Berlinale o al Museo Reina Sofía. Bowdan mantiene en sus redes sociales la constante denuncia de la masacre en Gaza y su apoyo al pueblo palestino.
Lo que sí continúa invariable en los conciertos de The Horrors es su pasión por la brevedad. Una hora hasta el falso adiós, hora y cuarto incluyendo el bis. Los conciertos cortos tienen sus detractores —especialmente aquellos que calculan la rentabilidad en términos euro del precio de la entrada por minuto— pero hay que admitir que deja mejor sabor de boca ser parco que ser cansino. Resta una última fecha de la gira de presentación de Night Life en España, con el concierto de este lunes 7 de abril en Valencia, en la sala Moon.