El expresidente del Banco Popular Emilio Saracho ha reconocido este jueves ante la Audiencia Nacional que la premura que exigieron los auditores a la hora de comunicar la reexpresión de las cuentas de 2016 fue un episodio clave en la "ley de Murphy" que precipitó la caída de la entidad.
En calidad de investigado, el banquero ha insistido en que, si bien disponían de diez días para hacérselo saber a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de la decisión que iban a adoptar respecto a las últimas cuentas tras detectar "posibles insuficiencias" en las provisiones, los auditores le insistieron en que no podía esperar.
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